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Las políticas migratorias y de refugiados llevan a las personas, y a las economías, por nuevos rumbos

Cuando los países de destino endurecen las políticas migratorias y de refugiados, las repercusiones económicas se sienten en otros lugares

La migración siempre ha sido una faceta de la historia y el avance de la humanidad. Hasta el año pasado, más de 300 millones de personas se habían reasentado legalmente, ya sea como migrantes en busca de mejores oportunidades o como refugiados que escapan de conflictos o desastres naturales.

Esa cifra prácticamente se ha duplicado desde 1995, en gran parte debido al aumento del flujo de refugiados entre distintas economías de mercados emergentes y en desarrollo.

Los factores que empujan a las personas a abandonar sus hogares o los que las atraen hacia otros lugares varían profundamente, pero también revisten importancia las políticas que rigen esos movimientos.

Las barreras que dificultan los desplazamientos legales han aumentado en los últimos años en medio del creciente escepticismo acerca de la globalización y los frenos al crecimiento económico. En un capítulo de la edición de Perspectivas de la economía mundial de abril de 2025 examinamos cómo los cambios en las políticas que afectan a los migrantes o a los refugiados, o a ambos grupos, pueden abrir algunas puertas y cerrar otras, alterando así sus travesías dentro de las economías y entre ellas.

Identificamos cuatro canales a través de los cuales las restricciones pueden influir en el número y la composición de las llegadas de personas a las economías receptoras:

  • La sustitución de destinos, que se produce cuando unas políticas más estrictas en el destino previsto desvían a las personas hacia otros lugares o las dejan atascadas en tránsito.

  • La sustitución de categorías, en cuyo caso las políticas más estrictas para una categoría específica —migrantes o refugiados legales— pueden llevar a las personas a buscar otra vía legal para ingresar al país.

  • La supresión de origen, que significa que las políticas más estrictas focalizadas en los ciudadanos de economías específicas disuaden los flujos provenientes de esas jurisdicciones.

  • La sustitución de origen, que sucede cuando se incentiva a las personas de economías que no son objeto de las restricciones a suplir los vacíos.

Este tipo de reconfiguraciones de las nuevas llegadas de personas afectan la oferta de mano de obra y la demanda agregada. La llegada de más personas puede estimular el producto económico y la productividad de la mano de obra, pero también pueden crear dificultades a corto plazo al ejercer presión sobre los servicios y las infraestructuras locales. Estos costos tienden a ser más elevados cuando los países tienen más dificultades para integrar a los recién llegados, como suele ser el caso de las economías de mercados emergentes y en desarrollo que reciben una mayor proporción de refugiados y a menudo tienen una capacidad limitada para absorber las llegadas numerosas.

Los costos también pueden ser mayores si las competencias de los migrantes y refugiados no están bien alineadas con las necesidades del mercado de trabajo local, un problema más común entre los refugiados, que llegan sin oferta de trabajo, y que quizá no tengan sus competencias convalidadas o el nivel de idioma requerido.

Según nuestro estudio, los efectos indirectos de la sustitución de destinos pueden ser significativos. Tomemos el ejemplo de un conjunto de economías que endurecen sus políticas con el fin de reducir en un 20% las llegadas de migrantes y refugiados. Por su parte, las economías de destino que reciben estos flujos desviados registran en promedio aumentos moderados del producto económico de 0,2%, en el mismo período, con efectos más pronunciados en las economías avanzadas.

Al mismo tiempo, cuando una economía endurece sus políticas de migración legal, la consecuencia puede ser lo que denominamos sustitución de categoría, y puede estar asociada a un aumento de las llegadas de refugiados, por lo general menos cuantiosas, de casi un 30% en los cinco años siguientes. La acogida de refugiados tuvo, en promedio, efectos moderados en el producto, pero las posibles ventajas económicas pueden aprovecharse mediante políticas de integración más sólidas, como la naturalización y la facilitación de la movilidad interna, especialmente entre las economías de mercados emergentes y en desarrollo.

Las restricciones pueden incidir fuertemente en la eficiencia. Si bien frenar las llegadas de personas puede aliviar las tensiones más inmediatas en la infraestructura y los servicios, la reducción de la oferta de mano de obra es perjudicial para los aumentos de la productividad, y la acumulación de capital puede acarrear la pérdida de oportunidades económicas a largo plazo.

Mientras tanto, las economías que suelen recibir los flujos desviados de otros lugares se enfrentan a mayores tensiones a corto y mediano plazo, ya que tienen que dar cabida a una población más numerosa sin que se hayan materializado las ventajas a largo plazo derivadas de una fuerza laboral más grande. Por lo tanto, si cooperan entre sí, las economías de destino pueden aliviar las tensiones que cada una experimenta a causa de la congestión imprevista, preservando a la vez las ventajas a largo plazo para todos.

Los cambios en las políticas migratorias y de refugiados también pueden incidir en la distribución de los resultados económicos dentro de los países. En las economías que han acogido a migrantes o refugiados desviados de otros destinos, el aumento de la competencia puede reducir los salarios de algunos trabajadores, sobre todo a corto plazo. Mientras tanto, los ingresos de los habitantes locales que se dedican a actividades que se complementan con las aptitudes de los nuevos migrantes y refugiados pueden aumentar.

Las políticas migratorias y de refugiados no pueden sustituir a las medidas que abordan de forma sostenible los factores subyacentes de atracción y empuje —en particular los relacionados con el desplazamiento forzado—, pero sí pueden ayudar a gestionar el ingreso de personas. Los países que reciben flujos desviados de otros destinos quizá deban enfrentar presiones inmediatas de congestión a corto plazo, pero pueden convertir el desafío en una oportunidad a largo plazo si refuerzan las políticas de integración, promueven la inversión en infraestructura e incentivan el desarrollo del sector privado. Por otro lado, la cooperación internacional entre las economías puede ayudar a distribuir los costos a corto plazo más equitativamente y a generar mayores ventajas a largo plazo.

Este blog se basa en el capítulo 3 de la edición de octubre de 2025 de Perspectivas de la economía mundial, “Travesías y encrucijadas: repercusiones de las políticas migratorias y de refugiados”. Shushanik Hakobyan y Neil Meads, coautores del capítulo, contribuyeron a este blog.

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